Desde el día del secuestro, sus familiares buscaron incansablemente a Ximena. La niña había sido adoptada en forma ilegal por una empleada de Casa Cuna, Susana Siciliano, quien había falseado su identidad. Las Abuelas pudieron demostrar que se trataba de una apropiación encubierta. En enero de 1986 se realizaron los análisis inmunogenéticos que confirmaron que la niña era Ximena Vicario. El 3 de enero de 1989 la Justicia le restituyó su verdadera identidad. Se trató del primer caso en el que el poder judicial argentino anuló una adopción plena. Sus padres continúan desaparecidos.
Ximena Vicario
- ADN: 1 de enero, 1986
- Restitución: 3 de enero, 1989
Ximena Vicario nació el 12 de mayo de 1976. El 5 de febrero de 1977 fue secuestrada junto con su madre, Stella Maris Gallicchio, en la ciudad de Buenos Aires, mientras la joven realizaba un trámite en el área de documentación de la Policía Federal para exiliarse en España. Ese mismo día fue desaparecido su padre, Juan Carlos Vicario, en su casa de la ciudad de Rosario.
La familia de Ximena Vicario
197612 de mayo
Nacimiento del/a nieto/a
19775 de febrero
Desaparición del/a nieto/a
19893 de enero
Restitución
35Número de caso resuelto
"Ya estamos muy fogueadas las Abuelas, sabemos que vamos a tener que pasar esto y mucho más"
Cambio de jurisprudencia
Stella Maris nació el 26 de octubre de 1951 en la ciudad de Rosario. Juan Carlos el 6 de mayo de 1949 en la misma ciudad. Ella se recibió de maestra, luego de profesora de inglés y también estudió Piscología. Allí conoció a Juan Carlos, "El Gallego" o "El Chueco" para sus amigos, quien además cantaba y tocaba la guitarra y jugaba al rugby en Universitario de Rosario. Ambos militaban en el PRT-ERP.
La hija de la pareja, Ximena, tenía 8 años cuando fue localizada por Abuelas. En ese momento, su abuela Darwinia visitó la casa de la apropiadora y cuando vio a la niña no dudó: era su nieta. Tenía la misma cara, los mismos gestos que cuando era bebé. Darwinia intentó que la restitución fuera gradual, pero Siciliano inició una campaña mediática para quedársela.
Como existía una adopción plena, Darwinia no tenía chances de obtener la guarda de la niña. Debió esperar hasta 1991, cuando finalmente se anuló y su nieta pudo ir a vivir con ella a Rosario. “La culpa era de la Justicia, que no estaba preparada para estos casos”, sostiene Ximena. A partir de entonces, nunca más quiso ver a su apropiadora.
Rosa Darwinia Mónaco de Gallicchio
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